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miércoles, 7 de noviembre de 2012

"El triunfo de los mediocres" de David Jiménez ... mi nuevo vademécum


Hola a todos!

Hace unos días llegó a mis manos a través de un correo electrónico un artículo muy muy muy curioso que me hizo reflexionar. Este artículo venía firmado por Forges

Lo curioso de esto es que, pocos días después, volví a verlo, esta vez firmado por Mario Vargas Llosa... y claro, tenía que saber quién era el autor de un artículo tan brillante.

Mi sorpresa vino cuando, después de mucho buscar, lo que encontré fue que no era ni de uno ni de otro, sino que era de David Jiménez (ver su blog), que lo escribió en febrero de este año  y que, no sé por qué, su difusión a través de la red ha distorsionado su autoría.

Me gustó tantísimo que os lo voy a dejar aquí íntegro para que lo leáis y disfrutes de las grandes verdades contadas con una redacción limpia, clara y sincera:




El triunfo de los mediocres


Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo. Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes o una huelga general. Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre.  

Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente. Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan. Porque son de los nuestros. Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia.

Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura.

Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente que hablara inglés o tuviera mínimos conocimientos sobre política internacional.

Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo.

Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo trece veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado.

Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.

Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro que sin embargo encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.

Es mediocre un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada -cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada.

Un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que se insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza.
Mediocre es un país que ha permitido fomentado celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.

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En el correo que me enviaron, asociaron a este texto una viñeta, esta vez sí de Forges, que a mi modo de ver resume perfectamente bien lo que este artículo quiere transmitir:







¿Qué os parece? ¿Estáis de acuerdo con lo que dice David Jiménez en este artículo?



Por mi parte me gustaría resaltar la gran culpa que tiene el sistema educativo español como responsable de la fabricación en serie de actuales y futuros "mediocres". Un sistema que, por querer parecer "europeo", nos ametralla con información insulsa e inútil en la E.S.O. y en bachillerato, y que luego se basa en la entrega frenética de trabajos obtenidos a través de la búsqueda intuitiva que los estudiantes universitarios podemos hacer en  libros y en internet, reduciendo la figura del profesor a un mero guía en el autoaprendizaje de sus alumnos universitarios sobre una determinada materia.

Creo que no estamos yendo por muy buen camino si continuamos obcecándonos en imitar al resto de sistemas educativos de Europa o peor aún, de EE.UU., olvidando que cada uno de ellos está adaptado a las necesidades y particularidades de su población y que NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE. Ni el sistema americano es tan brillante (ningún estudiante sabe que España es una monarquía y que se encuentra en Europa, no en México), ni el alemán, ni el británico y un largo etcétera de "modelos a seguir".

España necesita un sistema educativo adaptado a las necesidades de la población y sobre todo, un sistema sólido que no se anule con cada cambio de gobierno. Un sistema que no tenga que obligar a los chicos a estudiar matemáticas, lengua, inglés o sociales hasta los 16 años; arrastrándoles hasta que "consideren oportuno" que puedan dejar de estudiar y ponerse a trabajar. El mismo sistema, en cambio, que, como dice David Jiménez, anula a aquellos alumnos que se esfuerzan, condenando al ostracismo a la excelencia académica y centrándose en los que realmente no tienen ningún interés en formarse.

Mientras esto no se cambie de raíz... continuaremos resignándonos a la mediocridad a la que nos han condenado tantos cambios, chapuzas y trapicheos políticos.

¿Tú qué opinas?

Besitos y hasta el próximo post.

1 comentario:

  1. Lamentablemente, salvo excepciones, creo que somos un país raro en reconocer la inteligencia del otro y un poco tramposillos.¡Qué pena! ¿Por qué si no personas como Forges o Vargas Llosa se apoderan del escrito de David Jiménez? Eso si que es mediocridad

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